Soltando lastre


 Fue necesario transitar la zona de claroscuros
esas vías rancias
andar perdida entre los campos 
sembrando mi pequeño territorio de papel y palabras
fue necesario soltar amarras
hacer limpieza bajo mis pies
para fundar mi patria.


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Apariciones



El aire celeste comenzó a subirse a horcajadas sobre el mar, un vaivén de olas mecía un velero a lo lejos confundiéndose con las crestas espumosas. Desde el sosiego que me envolvía pensé, no sin pereza, en regresar a la cabaña, pero la arena estaba tan tibia, el murmullo del agua se oía como el eco marino que queda atrapado en los caracoles y si bien tenía que volver, me convencí de que era verano y que no siempre podía encontrar esa serenidad que se parecía bastante a un nido se ramitas tiernas.

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Ciclotimia



No sé contar bien las cosas desde la emoción, sin darme cuenta empiezo a pintar todo con unos colores que voy mezclando y que por ahí, terminan no siendo los que veo, sino los que salen, pero ahí voy;

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MasChe

Los últimos dos días en Argentina ha ocurrido un fenómeno en las redes sociales, en las calles, entre los amigos, en los diarios y es acerca de lo “capo” que es Mascherano. Hay decenas de chistes al respecto. El primero que leí fue que si mandamos a Mascherano a negociar con los fondos buitres trae vuelto. Después vinieron todos los demás, escritos por diferentes personas, desde distintas partes del país, pero todos apuntando a lo mismo: a que Mascherano es tan groso que puede conseguir cualquier cosa. Desde la fortuna de llamar a una empresa de servicios públicos y que lo atienda una persona al segundo llamado, hasta conseguir que a su alrededor haya wifi, o meter cuatro elefantes en un fitito o pagarle al chino con caramelos. Desde conseguir que Icardi festeje el día del amigo con Maxi López hasta que en Julio haya deflación. O saber cómo es él, en qué lugar se enamoró de ti, de dónde es y a qué dedica el tiempo libre. Incluso que nadie le clave un “visto” o que la heladera se ponga las ojotas cuando él va a abrirla descalzo…Podría seguir con las cataratas de chistes haciendo alarde de lo suertudo, valiente, supermacho y heroico que es Javier Mascherano, pero para eso ya están los memes por todas partes.
Yo quiero referirme a otra cosa que me tiene pensando: ¿Qué nos pasó? ¿Por qué de un día para otro encontramos a un héroe nacional y no es Messi? Si bien admiramos a Messi, al menos yo lo admiro. El que hoy tiene la cara del Che y de San Martín, es Mascherano. Es algo llamativo cómo todos coincidimos en elegirlo a él y no desde el sentimentalismo, sino desde el humor. No resaltando lo exitoso que es, sino su trabajo en la cancha y la fuerza que mete. ¡Es tan, pero tan grande que no hace flexiones de brazos, empuja a la tierra!
Me pregunto cuánto hace que tenemos olvidados a los héroes de todos los días, a los que se levantan cuando aún es de noche y se suben a los trenes horribles que los llevan hasta sus lugares de trabajo. Cuántos obreros, enfermeras, choferes, maestras, médicos, empleadas, estudiantes, vendedores ambulantes, etc; salen de sus casas cada día para trabajar, estudiar, ganarse el mango y meten garra, y se sacrifican y hacen magia con el sueldo para llegar a fin de mes y se esfuerzan por conseguir otro laburo mas porque con eso no alcanza. ¿Cuánta gente desconocida corre como un galgo año tras año sin salir de pobre y sin brillar por eso? Como si el valor del trabajo se hubiera perdido y admiráramos al nuevo rico que no sabemos de dónde ni cómo juntó esa montaña de plata y ostenta autos cual Fariña o un super piso en Madero. ¿No será que nos hartamos del valor por la nada misma? ¿No será que nos asqueó lo fashion, la vulgaridad y el caretaje? ¿No será que vimos en este muchacho algo que nos gustaría volver a ver en nuestra gente? ¿Alguien que nos diga que tirando todos juntos para delante y poniendo eso que hay que poner cuando las cosas están complicadas, podemos salir? Me pregunto eso desde hace dos días, qué vimos en este chico que hemos idolatrado desde el humor, pero en el fondo nos reímos por no llorar. Conseguimos que él haga cosas imposibles que todos queremos hacer y no podemos porque andamos frustrados, amargados, enojados, peleados. Mascherano va a la ferretería pide el cosito que va adentro del coso y sin preguntarle nada, le dan lo que iba a buscar ¿entendés?
No todos podemos meter un gol y ser Messi en las cosas de todos los días, a veces pasa que nos la pasamos defendiendo esta parte de la cancha que nadie ve, porque es la mas fea de ver y nadie se entera. A veces parece que sólo se ve donde están las estrellas, pero para que uno brille, hubo alguien que peleó, luchó, trabajó, se sacrificó y hasta se rompió el “toor” (leer al vesre) por llegar a una pelota de Rooben que casi seguro era gol. Ese fue Mascherano. Creo que por eso nos identificamos con él, que por eso las listas de chistes remarcando lo superlativo que es, si hasta dicen que Superman lleva una camiseta con la cara de Masche y cosas así.
También todo esto me llevó a pensar qué valores hemos rescatado en este hombre a la hora de hacer chistes, es sabido que el humor es cosa seria, que con el humor se puede contar algo mas profundo. ¿Qué valores se destacan en este jugador? La humildad, el sacrificio y la idea de unión en el grupo, de gran motivador. El salir adelante todos juntos, siendo disciplinados, no fanfarroneando, dejando de lado esa cosa tan desagradable y que tan hartos nos tiene a todos de creernos que somos Gardel de la mañana a la noche, cuando en realidad venimos desafinando bastante. Rescatando el trabajo abnegado, por sobre todas las cosas; la dedicación sin joder al otro, sin ser ventajista, ganando en su terreno y ayudando al otro con el resto que le queda y finalmente logrando ser un equipo. Repartir la tarea, no cargar el éxito en uno sólo. Entender que uno sólo no te saca del desastre, uno solo puede brillar él una vez, dos veces, pero después se apaga. Entender que unidos somos más, aunque la idea de juego o de país que tenemos nos diferencie. Es mas fácil que salgamos adelante poniendo el lomo todos que sólo gracias a un talentoso. Creo que es lo que ha hecho que lo viéramos como héroe a él, él que le dijo a Chiquito Romero hoy te convertís en héroe, y Romero lo hizo, no porque quería ser héroe sino por no contradecir a Macherano, que es capaz de jugar al Candy Crush sin perder una vida.

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Pétalos



En una de las esquinas de mis manos, construí una casa. 

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La fiebre, otra vez



Escribo, detenida en esta hora: oscurecido el cielo,
rojas las manos que viajan torpes
buscando una conversación antigua
hay silencio 


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Lápices y noches largas




Bessie Smith de fondo en la noche, la casa a oscuras salvo por la luz de una lámpara sobre la mesa creando un universo manso, el resto es hostil. 

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Refugiados

-Jorge Carcavallo-


En el patio de Tía Clara había un aljibe viejo, el cual ella nos tenía prohibido abrir, porque luego de la gran sequía que hubo en aquellos años, quedó completamente vacío.

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Bodas de cristal



A la mañana C  la despertó llevándole a la cama una bandeja con el desayuno y una flor de esas que abundaban en la ventana del frente.

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Personal



Alguien que no conozco, mira la vida pasar mientras espera el tren.

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Analogía

“Bienvenido a Holanda” es una analogía que hizo una persona, en una página web, entre las enfermedades crónicas y los lugares a los que llegamos. La encontré en una de mis tantas averiguaciones sobre el lugar en el que me encuentro hoy parada y me pareció genial, por eso la tomé prestada y la reescribí.
Dice esta persona que padecer una enfermedad crónica es algo así como haber planeado un viaje a Italia y cuando el avión aterriza, te das cuenta que estás en Holanda.
“Bienvenido a Holanda”. Dice el cartel. ¿Holanda? decís vos. ¿Cómo Holanda? ¡Yo me anoté para un viaje a Italia! ¡Se supone que estoy en Italia! Pero no, te dicen que ha habido un cambio de plan en tu vuelo y aterrizaste en Holanda. Y allí tenés que quedarte, mal que te pese. No tenés ni idea de Holanda. No conocés el idioma, ni los lugares, ni tenés amigos, no habías pensado ni una perra vez ir a Holanda, ni a pasar dos días y si alguna vez alguien te contó algo de allí, era tan feo que no le diste bola. Resulta que ahora es donde estás y es un lugar desconocido para vos.
Bienvenido a Holanda: es un mal sueño que tiene varias estaciones. La primera por la que pasás es la negación. Esto es un error, ya me voy a despertar de esta pesadilla y voy a estar en Italia, pero los días pasan y cuando te despertás, ahí están los tulipanes a todo culor. Si, dije culor.
Sigue la estación del miedo. ¿Y ahora qué me va a pasar? ¿Cómo será? ¿Qué hago? No puedo tal o cual cosa. ¿Esto es para siempre? Cuando te dicen que si, te querés bajar del mundo. Encima que no conocés el lugar, lo que estás viendo es feo y estás perdida y ahí nomás viene otra dosis más de miedo. ¡¡¡Y te enojás!!! Esa es la otra estación, la del enojo. ¡Esto no me puede estar pasando a mí! Yo tenía otro plan. Lo había pensado bien, me gustaba, estaba segura de que el avión iba a Italia, acá no me quiero quedar. Encima odiás los molinos de viento y ellos tan tranquilos siguen allí como si nada, girando. Puteás en colores y te salen tulipanes.
Te deprimís. Mucho. Esa es otra estación, creo es la mas densa. Te das cuenta que no podes ir a Italia. En todo caso si vas alguna vez, no va a ser lo mismo, porque vos no sos la misma. Te duele no ser la que eras, te extrañás, estás insegura y enojada y triste. Todo es un bajón. Holanda es un bajón y los holandeses también. El color naranja es feo y Maxima Zorreguieta, que vive ahí, te resulta mínima.
En medio del miedo, la desorientación y el enojo, empezás a buscar información, una guía por dónde andar, dónde ir, qué hacer, con quién. En ese camino descubrís que Holanda es menos atractiva que Italia, que no le llega ni a los talones y que no te gusta estar allí. Sentís pena de vos. Te das manija porque el sueño de Italia se rompió y estás abatida frente al cartelito de Bienvenidos a Holanda, pero es donde estás (te lo repetís una y otra vez para hacerte a la idea) y no te queda otra que ponerte a andar. Y así vas descubriendo que Holanda tiene molinos de viento. Si, mas molinos de viento. Holanda tiene tulipanes. Si, mas tulipanes y también Holanda tiene Rembrandts.
Aterrizaste en un lugar inesperado, experimentaste la desilusión de no estar en Italia con lo bonita que era y el desafío de ajustarte a un paisaje que no estaba en tus planes y no te gusta mucho lo que ves. Entonces querés saber y entrás a meterte en internet y averiguar todo sobre Holanda. Bien, leés de todo. Las informaciones van desde que es el lugar mas horrible del mundo, hasta que es un lugar soportable y en el que podés vivir mas o menos agradablemente. Pero eso no te conforma, entonces entrás a querer saber mas y más, y buscás y buscás y buscás si hay maneras milagrosas de escapar, si hay salida por algún pasaje poco conocido, si existe algo que convierta a Holanda en Italia. Y no. Pura cháchara. Todavía nos queda Paris, te decís, pero mientras estás en Holanda. Agua y ajo.
Y supongo que cuando entrás a recorrer las calles de Holanda, algo bueno tiene que haber Todo este proceso lleva tiempo: extrañas la idea de Italia, la idealización de Italia, soñás con Italia, hablas Italiano, pero a poco andar todo es Holanda.
Y hay como un quiebre en tu realidad.
Negación-Miedo- Enojo-Depresión
Pasás por todas esas estaciones mientras vas conociendo Holanda y por ahí un día empezás un proceso de aceptación, que no es resignación. Aceptar es darte cuenta que no podés cambiar el hecho de que estás en Holanda, pero podés construir una vida allí: una vida interesante con tulipanes, molinos de viento y los claroscuros de Rembrandt. Aceptar es darte cuenta que tenés la opción de vivir mortificada por haber perdido Italia o descubrir el encanto de Holanda.
Bueno, esto me pasa. Mi Holanda se llama Artritis. He pasado por la negación, por el miedo, por el enojo. Ahora me siento triste. Muy. Los días se volvieron desabridos porque todavía no sé por dónde seguir. Eso también pasará, como pasó la negación y el miedo. O tal vez vuelva, no lo sé. Sólo espero la sabiduría de la aceptación, para construir otro sueño, otra Italia, mi nueva vida de acá en mas.

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