Feliz Año Nuevo

Quiero compartir con ustedes, amigos míos de estas calles, un poema de Julio Cortázar que atesoro.

Se los dejo entre las manos, con la esperanza de que el año entrante pueda seguir encontrando esa puerta que han abierto para mí y poder sentir por un momento sus manos queridas entre las mías.

Claro, la distancia es un problema técnico dificil de resolver y tal vez haya que urdir cada mano de ustedes en silencio, no me va a costar, soy de imaginación fácil :)

Gracias por regalarme cada día el placer de la sorpresa, la emoción en cada abrazo, la risa inesperada, la ternura, la palabra precisa y el silencio necesario.
Gracias por haberme apuntalado con tanto cariño estos últimos meses,
que fueron tan difíciles para mí,
ustedes junto a mi esposo, mis hijas y otros amigos muy queridos,
fueron una parte importantísima para mi recuperación.



Los quiero con el alma.
Pato





HAPPY NEW YEAR
Mira, no pido mucho,
solamente tu mano,
tenerla
como un sapito que duerme así contento.



Necesito esa puerta que me dabas
para entrar a tu mundo, ese trocito
de azúcar verde, de redondo alegre.


¿No me prestás tu mano en esta noche
de fìn de año de lechuzas roncas?
No puedes, por razones técnicas.

Entonces la tramo en el aire, urdiendo cada dedo,
el durazno sedoso de la palma




y el dorso,
ese país de azules árboles.






Así la tomo y la sostengo,
como si de ello dependiera
muchísimo del mundo,
la sucesión de las cuatro estaciones,
el canto de los gallos,
el amor de los hombres.

-Julio Cortázar-

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Sobrevuelo


No busco un escenario
donde montar mi obra de teatro
ni orilla para el desembarco
sólo el lugar
donde perdí la voz
y el llanto.

La pista donde suelo aterrizar
es un pantano
-sobrevuelo el desencanto-

Sin miras de bajar en ningún lado
(sólo observo)
los techos sucios
los árboles atados
mis calles invadidas
la ceguera abierta de par en par
el café helado
los acordes en suspenso de mi piano
el ventanal acorralado
estos pasos quietos
la esquina que ya no me espera
mis manos tan frías
todo
todo
todo
lo que sobrevuelo
tiene un gran
cansancio
.

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Nochebuena


Caritas de pueblo, ojitos de farolas chinas
abrazadas en el cordón de la vereda
las niñas
suspiran sueños de zapatos blancos
sucios en la punta
y ríen
con esa música que luego
flota para siempre en la memoria.
-Pato-



Hay ciertas fechas que no nos pasan inadvertidas y sentimientos que tampoco.
La Navidad es una de ellas.

Estaba pensando en cómo he vivido yo las navidades demi vida y me doy cuenta que he pasado por todos los estados, los buenos momentos, los tristes, los intensos, pero estaba buscando dentro mío algo que de verdad me remontara a un momento sumamente feliz, de pronto me subí a un tren que me llevó por las estaciones de mi pasado.

Y no quise detenerme en la vez que me bajé del mundo, ni la vez que huí de todo. No quise quedarme mirando esa postal tan bonita de la casa de la tía llena de gente querida, porque las ausencias se hacían mas grandes, ni me quedé mirando el patio de Avellaneda 226 después de la cena, cuando todos se iban y nosotros nos quedábamos bajo el Ficus que había devenido en árbol navideño, y sólos a la luz de unos farolitos intermitentes, divagábamos con Fresita sueños imbatibles.
No lo voy a hacer porque corro serios riesgos de caer.
O aquella Navidad de vestidos largos.
Como no voy a detenerme en las caras impagables de mis hijas ayudándome a armar catastróficos arbolitos de navidad a los que no les faltaba nada, qué tonta era, me parecían tan horrendos por lo cargados que estaban que siempre se me caían "sin querer" y volvía a armarlos yo sola, así quedaban mas armónicos. Ahora miro el abolito de la sala, que armaron ellas con un poco de mi ayuda, lo veo tan prolijo, tan perfecto, que eso me lleva directo a verlas grandes, porqué tan grandes! , y como sigo siendo la misma de siempre, en vez de sentirme feliz me lleno de nostalgias y tonteo frente al monitor.

Entonces decido viajar mas lejos aún, irme muy lejos en el tiempo, y paso decenas de estaciones con caras que amé, con casas que me recibieron con los brazos abiertos, con puertas que adoré se abrieran para mi y me tuvieran en su seno. Lentamente, de manera desprevenida me invade el perfume de los jazmines cuando atardece en mi pueblo, mezclado con la esencia del agua de azahar que escapa de las cocinas del barrio y ya casi llego a un sitio donde, si me esmero un poco más puedo atrapar la luz que poblaba esas noches lejanas.
Esas noches de verano de cuando era pequeña y se olía a Nochebuena en el aire. Descubro que alli ya era una melancólica perdida porque añoraba las navidades con nieve cuando jamás en mi vida habia visto nevar!

Entonces en ese punto el aire huele a pólvora de fuegos de artificio y una calle muy ancha de tierra me arrastra hasta un cordón de vereda repleto de hierba crecida y el sendero es una boca de lobo iluminada al final por un farol diminuto que se clava en el medio de las últimas cuatro esquinas de mi pueblo, por allí estaba la casa mi de abuela.

Y sentadas en el borde de la infancia estamos mis primas y yo mirando el cielo, cada una en sus pensamientos mágicos, yo buscando a los reyes magos que tal vez ya estuvieran viajando para venir hasta mi casa, ellas mirando el cielo como yo, con los ojos grandes como nueces y el corazón contento.
Aún no sabíamos que era la última Navidad que seríamos así de felices.
Inmensamente felices.

Atrás en el patio se escuchan las risas familiares, esperando el brindis y el ruido de los corchos volando por el aire, rompiendo en dos ese cielo infinito y azul, anuncian las doce de la noche de un año que se volvía cada vez mas viejo.

QUERIDOS AMIGOS
¡FELIZ NAVIDAD!
UN ABRAZO MUY FUERTE QUE SUPERE TODAS LAS DISTANCIAS
-PATO-

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Distancias



-Quién sabe –dijo la Maga-.
A mí me parece que los peces ya no quieren salir de la pecera,
casi nunca tocan el vidrio con la nariz.
-Julio Cortázar-



La tarde se puso su traje de bruma infame y se me vino encima, se acomodó a mi lado, se invitó a pasear conmigo, no supo que yo quería estar sola.

Me siguió con esos pasitos de duende que suele usar en ocasiones, como si se diera cuenta que no es la mejor compañera, pero igual se queda, decidida a encontrar mágicamente un buen momento en el próximo minuto.

Error.

Todo lo que siguió fue un llanto interminable del cielo, fue una sonrisa desteñida, fueron barcos llevándose toda la ilusión que había almacenada en contenedores atados a la orilla.

Todo lo que siguió fueron dos miradas perdidas bajo un paraguas, dos soledades desencontradas y tal vez una mentira.

Por eso al llegar al muelle que se encuentra bien al norte de la ciudad, nos miramos serenamente -casi con resignación- como si las dos nos diéramos cuenta de lo lejos que estábamos y cada una por su lado pegó la vuelta.

Ella se perdió en la niebla
a mi de regreso, me trajo una luna llena.

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Por delante


Cerrame el ventanal
que quema el sol
su lento caracol de sueño,
¿no ves que vengo de un país
que está de olvido, siempre gris,
tras el alcohol?...
-Castillo y Troilo-
El frío de la mañana se chocó contra mi cara y se adueñó de mis gestos, los petrificó en un lógico intento por salir ganando y dejarme abatida apenas abrir los ojos, en esa calle que comenzaba a desperezarse.

No le quise dar el gusto, congelada y con serios riesgos de morir de miedo al llegar a la esquina, seguí avanzando.
A mitad de cuadra la panadería terminaba de abrir sus puertas y el olor a pan caliente se escapaba por todas las hendijas.
Eso pudo más que mi pequeño valor.
Ese perfume tibio que flotaba en el ambiente me envalentonó y me empujó a la vida, que evidentemente me esperaba con ansias escondida entre las calles.

Como un sombrero de mago, inquieto por dejar salir sorpresas, la vida me esperaba con sus puertas abiertas



trayendo sus minutos
de


flores deshojadas
autos quemados en los baldíos
un sol leyendo el diario en el banco de la plaza
las ventanas siempre cerradas
los ojos con candado
el garage vacío
la maleza dando muestras del paso del tiempo
la hiedra cubriendo las paredes blancas
ensortijadas y rebeldes ramas
adueñándose de un tejado dormido.

Las manos que se encuentran sin previo aviso
una sonrisa que baja apurando el paso
y viene hasta mí
un mendrugo de amor
el último escalón donde te espero
aunque haga frío.

Y así, caminando lento, escalando esta frontera tan cercana al miedo, avanzo.
Me levanto el cuello del abrigo, entibio mis manos con un poco de aliento escarchado y me pregunto si tendrán alguna remota idea estos zapatos viejos lo que me ha costado llegar a este paraje


donde te pienso.

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Consuelo


Cuando el río baje seco
y sólo piedras enturbiadas por un agua verde me guíen
cuando el sendero se llene de pozos
y me empujen con sus brazos de musgo a caer en ellos

Cuando de mí no quede mas que un puñado de letras
huyendo
un páramo estéril me espere como toda llegada
una caricia incompleta sea yo

Cuando no encuentre el modo de volver
y una canción lejana me invite al abandono
al sabor amargo de mis días mudos
a quedarme partida por la mitad

Sólo pido
que me habite el consuelo de tus ojos.

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Pasos azules

De la sierra morena,
cielito lindo, vienen bajando
un par de ojitos negros,
cielito lindo, de contrabando.

¡Ay, ay, ay, ay! canta y no llores,
porque cantando se alegran,
cielito lindo, los corazones.
-Canción tradicional-


La calle se inquietó al verte doblar la esquina, como si de pronto se quedara sin aire al verte venir y buscar la dirección que te llevaba hacia ella.

Los árboles se quedaron tiesos porque la brisa de la tarde enmudeció y las paredes palidecieron, sus carteles pegoteados anunciando felicidad de propaganda se sorprendieron y por el tiempo que duró tu paso por allí, no pudieron sonreir de mentira, pues la alegría de verte era tal que se les notaba en sus caras de papel.

La música que bajaba de un balcón se posó en tu frente y te hizo pisar las baldosas como si fueras flotando.

Y vos con un aire endemoniadamente felino cruzaste la avenida, sin darte cuenta que tras tus pasos iban desnucándose los árboles y la tarde se vestía de tu color.


Este cuento va dedicado a Cieloazzul, en el día de tu cumpleaños :)
¡¡Que pases un día muy feliz!!

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Una plaza en el cielo

El cielo en la vereda
dibujado está
con espuma y papel de seda
del jacarandá.
-María Elena Walsh-


Salir a la calle un día de noviembre y encontrar en su punto justo una plaza.
Llegar en el momento preciso en que la primavera está en pleno acto de amor, dejándose caer encima de la tierra.
Y conmoverse.

Que tus ojos puedan ver en qué maravilloso instante los jacarandás se transforman en colchón de aire violeta y dejan de ser nubes para ser manto.
Que nada te distraiga de ese delicioso cuadro.
Que la lluvia ni el viento te jueguen en contra y destruyan la armonía que tiñe tu ilusión.
Que tengas una cámara en la mano derecha y otra en el costado izquierdo latiendo con fuerza antes que nada suceda.
Que pienses en querer compartir tu mirada con alguien que sabés, adora lo que vos estás viendo.
Y no puede verlo.

Guardar para vos y para quien sobrevuela tu recuerdo un par de fotos.
Sembrarte el corazón de dicha de sólo pensar en que podés compartir ese instante sacado de un cuento de hadas.

Te debo un cuento.
Uno para mis manos y tus ojos, que no tenga final, ni haga falta, donde las nubes estén hechas de esas flores y vos puedas caminar por arriba y cruzar todos los puentes que soñaste y de este lado estés vos y del otro esté esperando tu vida, descubriendo el mundo en una instantánea.
Ese cuento que me falta lo viste vos en esa plaza repleta de primavera, el de tu vida abierta de par en par, se ve en tu sonrisa.


*La fotografía fue tomada por Andy (Badanita) uno de estos días de noviembre al salir de su trabajo y me la envió para que viera qué bonitos estaban los jacarandás :)
Gracias Andy, al cuento te lo debo...

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