"Ten la estrella que cayó para ti
envuelta en unas hojas de bloc.
No tuve otra manera de huir."
Fiesta de la luna llena (Quique Gonzalez)
Echinopsis, creo que es el nombre de un cactus que hay en el jardin de mi casa y que da una delicada flor amarilla una unica vez al año. De no verlo yo lo habia olvidado, hasta que me pasó lo que te voy a contar.
El cactus está escondido entre otras plantas y crece alegremente en ese rincón. De modo tal que la flor, nace, vive y muere en el mismo día y si no la ves, te la perdiste.
El cactus como toda xerófila tiene espinas motivo por el cual se lo relega a algún sitio alejado del jardín o definitivamente queda tapado en el olvido como el que tengo yo.
Igual mi cactus sigue contento con su vida de invisible.
Igual hace la fotosíntesis.
Igual da la florcita amarilla.
Igual año tras año me la pierdo, de distraída nomás.
Este año la he visto y me he quedado prendada de su belleza.
Yo estaba ocupada con otras plantas que me encantan, otras que están mas a la vista, que crecen a pasos agigantados y que si no las controlás se van en vicio, cuando intentando hacer aire para que no se tapen entre si, me pinché con las espinas del cactus, luego de vociferar una catarata de puteadas, miré y vi la flor mas hermosa que puedas imaginarte, la flor estaba toda abierta, era suave al tacto y de un amarillo intenso.
Me senté a su lado y ahi me quedé el resto de la tarde, mirándola.
En esas horas que pasé cerca de ella, pude ver mi jardin desde otro lugar, descubrí a otras plantitas que estaban cerca, las mas bajitas, esas que no sobresalen ni por sus flores, ni por sus perfumes, pero que hacen que el jardin tenga variedad en colores y formas.
De esa manera se me fueron pasando las horas.
Y cuando el sol comenzó a caer, la flor entró a desmejorarse, hasta que al ser noche cerrada se cerró ella tambien y murió.
Así nomas como te cuento.
El primer momento fue de espanto, cómo podia ser que se cerrara asi si yo recien la encontraba! Sin embargo estaba cerrada y en breve tambien caería del cactus, porque ahi me acordé que duraba un dia.
Y mis ojos no podrían verla, hasta vaya a saber cuándo!
Al descubrir esto, me entró una especie de amargura, porque me arrepentí de todo, de todas las veces que habia andando por el jardin dando vueltas y jamas la habia mirado siquiera, tambien me arrepentí de haberme quedado allí mirándola y adorándola toda la tarde, para que ahora se cerrara así, me arrepentí de poner mis ojos en algo efímero, de no darme cuenta que cuando llegara la noche se iba a cerrar sin contemplación alguna.
Y tambien sentí pena por ella, porque esa era su naturaleza y tal vez ella tambien deseara quedarse mas en el cactus, pero estaba condenada a vivir solo un dia y ya lo había vivido. Y pensé que por mas que yo estuviera enojada, ella era dueña de una gran diginidad, porque al verme triste podría haber empezado a hacerse la fuerte y a estirar su vida, dar tocecitas de que mal que estoy pero mirá cómo me la aguanto y esas cosas que se suele hacer para dar lástima.
Ella no hizo nada de eso, se terminó su tiempo y partió sin rodeos.
Cuando se iba cerrando despacio, escuché que dijo adiós, con una vocecita etérea y mi desconcierto fue mayúsculo.
Me quedé un rato ahí sentada contemplando su final , como esperando, pero ella imperturbable siguió muerta, asi que cuando entré a sentir frío, me levanté y me fui.
Mientras recogía las cosas de la mesa, luego de la cena y miraba para mi jardin, pensaba en ella, en su vida corta, en su regalo breve, en su amarillo intenso en medio de la noche.
Pensaba que tal vez esa brevedad, era lo que le daba fuerza al impacto, lo que resaltaba a su belleza y la hacia tan preciada ante mis ojos.
Ya cansada de mirar para afuera y no ver nada mas que sombras, encontré consuelo pensando que tal vez el año que viene vuelva a verla y me prometí estar mas atenta esta vez, nada de agarrarla en la mitad de su vida, quiero verla desde la primera hora.
Cuando abra sus pétalos enormes y tersos, cuando deje salir su perfume tenue, cuando se deje llenar de luz, en el preciso momento en que deje de ser niña para ser jóven quiero estar ahí y tambien cuando entre a marchitarse y ponerse chiquitita para llenarse de noche, quiero estar.
Asi que estaré viendo de tanto en tanto mi jardin, por si se le ocurre al cactus volver a dar la flor antes de tiempo (uno nunca sabe), pero por las dudas amigos míos, si lo llegan a ver florecido, no dejen de avisarme.
envuelta en unas hojas de bloc.
No tuve otra manera de huir."
Fiesta de la luna llena (Quique Gonzalez)
Echinopsis, creo que es el nombre de un cactus que hay en el jardin de mi casa y que da una delicada flor amarilla una unica vez al año. De no verlo yo lo habia olvidado, hasta que me pasó lo que te voy a contar.
El cactus está escondido entre otras plantas y crece alegremente en ese rincón. De modo tal que la flor, nace, vive y muere en el mismo día y si no la ves, te la perdiste.
El cactus como toda xerófila tiene espinas motivo por el cual se lo relega a algún sitio alejado del jardín o definitivamente queda tapado en el olvido como el que tengo yo.
Igual mi cactus sigue contento con su vida de invisible.
Igual hace la fotosíntesis.
Igual da la florcita amarilla.
Igual año tras año me la pierdo, de distraída nomás.
Este año la he visto y me he quedado prendada de su belleza.
Yo estaba ocupada con otras plantas que me encantan, otras que están mas a la vista, que crecen a pasos agigantados y que si no las controlás se van en vicio, cuando intentando hacer aire para que no se tapen entre si, me pinché con las espinas del cactus, luego de vociferar una catarata de puteadas, miré y vi la flor mas hermosa que puedas imaginarte, la flor estaba toda abierta, era suave al tacto y de un amarillo intenso.
Me senté a su lado y ahi me quedé el resto de la tarde, mirándola.
En esas horas que pasé cerca de ella, pude ver mi jardin desde otro lugar, descubrí a otras plantitas que estaban cerca, las mas bajitas, esas que no sobresalen ni por sus flores, ni por sus perfumes, pero que hacen que el jardin tenga variedad en colores y formas.
De esa manera se me fueron pasando las horas.
Y cuando el sol comenzó a caer, la flor entró a desmejorarse, hasta que al ser noche cerrada se cerró ella tambien y murió.
Así nomas como te cuento.
El primer momento fue de espanto, cómo podia ser que se cerrara asi si yo recien la encontraba! Sin embargo estaba cerrada y en breve tambien caería del cactus, porque ahi me acordé que duraba un dia.
Y mis ojos no podrían verla, hasta vaya a saber cuándo!
Al descubrir esto, me entró una especie de amargura, porque me arrepentí de todo, de todas las veces que habia andando por el jardin dando vueltas y jamas la habia mirado siquiera, tambien me arrepentí de haberme quedado allí mirándola y adorándola toda la tarde, para que ahora se cerrara así, me arrepentí de poner mis ojos en algo efímero, de no darme cuenta que cuando llegara la noche se iba a cerrar sin contemplación alguna.
Y tambien sentí pena por ella, porque esa era su naturaleza y tal vez ella tambien deseara quedarse mas en el cactus, pero estaba condenada a vivir solo un dia y ya lo había vivido. Y pensé que por mas que yo estuviera enojada, ella era dueña de una gran diginidad, porque al verme triste podría haber empezado a hacerse la fuerte y a estirar su vida, dar tocecitas de que mal que estoy pero mirá cómo me la aguanto y esas cosas que se suele hacer para dar lástima.
Ella no hizo nada de eso, se terminó su tiempo y partió sin rodeos.
Cuando se iba cerrando despacio, escuché que dijo adiós, con una vocecita etérea y mi desconcierto fue mayúsculo.
Me quedé un rato ahí sentada contemplando su final , como esperando, pero ella imperturbable siguió muerta, asi que cuando entré a sentir frío, me levanté y me fui.
Mientras recogía las cosas de la mesa, luego de la cena y miraba para mi jardin, pensaba en ella, en su vida corta, en su regalo breve, en su amarillo intenso en medio de la noche.
Pensaba que tal vez esa brevedad, era lo que le daba fuerza al impacto, lo que resaltaba a su belleza y la hacia tan preciada ante mis ojos.
Ya cansada de mirar para afuera y no ver nada mas que sombras, encontré consuelo pensando que tal vez el año que viene vuelva a verla y me prometí estar mas atenta esta vez, nada de agarrarla en la mitad de su vida, quiero verla desde la primera hora.
Cuando abra sus pétalos enormes y tersos, cuando deje salir su perfume tenue, cuando se deje llenar de luz, en el preciso momento en que deje de ser niña para ser jóven quiero estar ahí y tambien cuando entre a marchitarse y ponerse chiquitita para llenarse de noche, quiero estar.
Asi que estaré viendo de tanto en tanto mi jardin, por si se le ocurre al cactus volver a dar la flor antes de tiempo (uno nunca sabe), pero por las dudas amigos míos, si lo llegan a ver florecido, no dejen de avisarme.